Es nuestro reloj, es único y no va cronometrado con ninguno otro. Si no habéis oído hablar de ello os lo explicaré a continuación.
En el, se paran las agujas de cualquier reloj convencional y se guardan en tu retina en forma de momentos que no se olvidarán nunca.
Y es que al menos yo guardo en mi memoria unas horas que no se me borraran jamás. Hay tanto como buenos instantes como de malos que mejor olvidar, pero en esta entrada quiero habla de uno en especial.
Este sábado día 3 de enero el pequeño de la casa Leo celebró su primer cumpleaños y aunque no le hicimos algo grande porque estaba con la varicela, sopló su primera velita y comimos tarta los 4 juntos.
Desde qué Leo estaba en mi barriga ya se veía venir el carácter que tendría y es que ya podrían ser las tantas de la madrugada que el me despertaba con alguna patada o girandose como sí estuviera dando volteretas.
La fecha probable de parto para mi no funcionó ni con el primero ni con el segundo. Ni eso que suelen decir que sí eres mama primeriza se suele adelantar,conmigo tampoco resultó.
Para Leo me habían predecido el día 28 de diciembre ( el día de los santos inocentes) que vaya día para nacer. Pero decidió venir al mundo 6 días después.
Mi pareja una noche soñó que nacería el día 3 y acertó.
El día 3 tenía hora con mi ginecóloga, la gran Dra.Nicolau que se merece una estatua o un templo entero solo por la paciencia que tiene conmigo.
Estaba entrando en la semana 41 de embarazo y ella personalmente no quería que aguantara hasta la 42 ya que lo veía innecesario esperar a que el bebe se decidiera salir por sí solo si veía que aún no tenía intención de encajarse.
Además yo estaría aún más cansada y el bebe podría coger más peso. Así qué me recomendó inducir el parto, es decir "obligar" a Leo a salir.
Yo que venía de una muy mala experiencia con el primer parto ya que tanto el lugar, como el trato recibido fue verdaderamente deprimente eso de que me inducieran en parto me daba un poco de miedo.
Pero bueno creo que toda mujer antes de dar a luz siente ese tipo de miedo sea cual sea la circunstancia.
Ahora tengo que decir que un parto con el otro no se pueden comparar ( un día escribiré un post hablando de uno y de otro), el segundo fue una maravilla.
Todos los detalles de como fue los detallare en esa futura entrada que os comentaba.
Así qué Leo decidió asomar su cabezita el día 3 a las 19:37.
Esa fue la hora elegida, la hora en que se volvió a parar mi reloj y el mundo se paró en ese instante.
El momento en el que se fusionan dolor con satisfacción y te generan una bomba de sensaciones que te hacen reír y llorar al mismo tiempo.
Ese instante en el que acaba de salir tu bebe de dentro tuyo aún cuando pensabas que no serias capaz y te lo ponen encima tuyo a la altura de los pechos, ese justo momento te paralizas dices esto es para mi? Ves su carita, tan perfecto, tan tuyo, tan de tu pareja.
Oh dios! Hemos creado un ser increíble!
Empiezas a oír sus primeros lloros y un sonido increíble en ese momento.
En ese momento miras a tu pareja y solo encuentras complicidad, amor y unión.
Es cuando das las gracias sin parar a las profesionales que te han atendido y han hecho posible ese milagro.
Ya está, ya pasó el dolor fueron menos de 30 minutos interminables que te llevaron a la gloria y a la plena felicidad. Elegiste nacer a las 19:37 y después de un año que ha pasado ya lo recuerdo como sí fuera hoy.
Y es que el tiempo pasa tan rápido, creces y cambias tan rápido que asusta. El tiempo es lo único que tenemos y solo nosotros decidimos en que y cómo lo empleamos.
Yo decido que quiero pasarlo con mis dos príncipes todos los días de mi vida.
Porque sólo ellos saben parar mi reloj de la vida y llenarlo de felicidad.
Feliz cumpleaños Leo.
