El fin de semana Michael vomitó después de comerse el puré de verduras por la noche. Y yo pensaba que alomejor se estaba provocando el vómito porque tiene una facilidad increíble para vomitar. Luego me decía que le dolía la barriga, así que no sabía si darle la leche de antes de dormir.
Ayer era lunes y fue al cole, pero al volver al mediodía a casa para comer me volvió a decir que le dolía la barriga. Comió un poquito y al rato lo echó todo. Se tumbó en el sofá y se quedó dormido, así que no fue al cole por la tarde. Le tuve que decir a mi vecina que me trajera su mochila. Cuando llegó ella con su niña, aún estaba dormido así que lo despertamos para que viera a su amiguita y se puso super contento! Tenía muchas ganas de jugar y eso es un síntoma de que gastroenteritis no tiene, ya que te deja sin fuerzas y sin ánimo.
Más tarde la vecina se fue y me dejo a su hija aquí para que siguieran jugando, así al menos se distraían un poco ya que no había ido a la escuela. Cuando la pasó a buscar me trajo comida típica de su país Honduras y tengo que decir que estaba buenísimo!
Yo creo que lo que tiene Michael es un simple virus, además su hija también lo tuvo y más niños en su clase también han vomitado.
Pero que son estos virus?
El hecho de que tenga un virus de estómago le produce un rechazo a la comida. Su abdomen o barriguita le molesta diciendo así que le duele y al mismo tiempo le disminuirá el apetito. La reacción del niño ante la comida puede ser que coma muy poco o que se niegue a comer. Pero sobretodo darle líquido ya que sino puede deshidratase.
Un niño con un virus estomacal puede llegar a tener fiebre también. Si además de vómitos tiene diarrera y fiebre alta (38), se aconseja llevar al pediatra. Ya os contaré como sigue y si es un simple virus o algo más!
Desde mi más humilde experiencia como mama de dos nenes os puedo decir que una de las cosas que más me preocupaban era la irritación del culito. Es que eso de llevar el pañal todo el día debe ser lo más incómodo del mundo. Imaginaros las chicas que usan compresa solo unas horas al día lo que molesta, pues un pañal que es más abultado y sino absorbe bien notas todo el rato la humedad y el mal olor.
Lo reconozco soy muy maniática, todo el rato estoy mirando a ver si lo tiene lleno incluso con el buen tiempo trató de que estén sin el. Con el grande ya no hay problema porque ya no usa pero el peque aún le queda bastante con ellos.
Sobre las marcas de pañal puedo decir que da lo mismo un dodot que uno deliplus (vuelvo a repetir que es una opinión de mi experiencia), absorben prácticamente lo mismo, el tamaño es igual, se adaptan igual... Lo que cambia es el precio. Que son mucho más económicos los de marca blanca ya sea mercadona, bonpreu, carrefour, día, lidl... Los he probado todos y con todos me quedo.
Aparte de cambiar el pañal adecuadamente para que no se le irrite la zona, también hay que tener en cuenta que cuando salen los dientes suelen irritarse mucho el culito. Si es raro, no entiendo muy bien que tiene que ver la boca con el culo pero así es.
Efectivamente cuando peor lo tenía era porque le estaba saliendo un diente nuevo. A la mayoría de los bebés les sale el primer diente sobre los 6 meses, aunque hay de más tempranos( como Leo que con 4 ya tenía dos) o de más tardones que hasta el año no tienen ninguno. Desde que el bebé le salga el primero hasta que complete toda la dentición pasarán de 24 a 30 meses, pero las molestias más habituales son cuando salen los primeros ( cuando rompe la encía) y los premolares.
Los síntomas que puede causar la inflamación de las encías por la erupción dentária son:
- Cambios de comportamiento. Lloros frecuentes, irritabilidad, nerviosismo y problemas para comer (cuando la comida le roza la encía siente dolor).
- Cambios físicos. Babeo casi constante (debido a que la erupción dentaria coincide con una mayor actividad de las glándulas salivares) y escoceduras en el culete (la saliva modifica la acidez de la orina y la hace más agresiva para su piel) y en la barbilla (por el babeo continuo). No es cierto que la erupción dentaria cause fiebre alta.
Si tu pequeño está muy incómodo, pregunta al pediatra si puedes darle un analgésico suave( hay muchos que son a base de productos naturales) o un bálsamo específico. Además, varias veces al día mójate un dedo en agua fría y dale un masaje en las encías con él.
Para las encías también mucha gente dice que es aconsejable que le compres uno o varios mordedores. Funcionan muy bien los que llevan un gel que se enfría al meterlo en la nevera (no en el congelador). Pero mis dos niños nunca fueron amantes de estos artículos, la verdad es que pasaban de ellos. Lo que más les aliviaba era un trozo de manzana o patata pelada (ese remedio es de mi abuela).
Y para sus otras molestias hay distintas medidas que puedes adoptar:
- Si tiene el culito muy irritado, cámbiale el pañal en cuanto lo moje y déjale un rato con el culete al aire antes de ponerle la pomada indicada.
- Para que comer no le suponga pasar un mal rato, dale la comida templada, ni fría ni caliente. En estos días no suelen comer como normalmente ya que están más molestos, yo suelo darles postres fríos que lo alivian y ala vez lo alimentan.
- La mejor manera de evitar que se le escueza la barbilla es llevarle siempre con un babero puesto (menos cuando esté durmiendo) y cambiárselo cuando lo empape. Si el babero lleva forro de plástico evitarás que se le moje el pecho y se constipe.
- Si le notas muy inquieto, dale un baño. El contacto con el agua calentita le relajará y calmará su malestar.
En cualquier caso, muéstrate comprensiva con él, hay veces que es inevitable perder la calma ante tanto lloro pero tus besos, caricias y abrazos son, sin duda, su mejor consuelo.
Cuando por cuestiones dérmicas tu bebé tiene el culito bastante irritado debido a la salida de los dientes se puede producir un eritema.
El eritema se caracteriza por la presencia de una rojez en el culito del bebé. Esta rojez, más o menos extendida, corresponde a una irritación. Benigna al principio, se puede agravar si no se le da los cuidados apropiados. Es un problema muy frecuente, y raro son los niños que se escapan de ellas en sus dos primeros años.
Michael nunca llegó a tener el culito tan mal como Leo que ha llegado a tener eritema, así que con cremitas normales como la del Mercadona o Johnson ya lo aliviaba. En cambio con Leo he probado otras marcas como Cavilon, Weeleda o Lutisine.
Lutisine va genial en estados de gravedad, lo cura enseguida en la primera aplicación ya se nota mejoría.
Cavilon me la vendieron muy bien pero no hace nada de nada y es bastante cara.
Mustela tiene un olor super bueno y es muy suave y también actúa muy bien. La de Deliplus (marca blanca del Mercadona) o Jonhson las encuentro bien para diario para tener siempre a mano.
Espero que os haya servido mi experiencia.
No hay nada que más nos preocupe a las madres que la salud de nuestros hijos, pero si es cierto que aparte de la salud de nuestros propios hijos sentimos tremenda debilidad con la salud de los demás niños sobretodo si son amiguitos de los nuestros, familiares o conocidos.
La semana pasada nuestra vecina Mery, una niña muy simpática que va a la clase de Michael, no pudo asistir al colegio porque se encontraba con neumonía y es que parece que hay un virus por toda la ciudad ya que esta semana Michael tambien empezó con la tos nerviosa ausentandose unos dias a la escuela tambien.
Por suerte parece que ya ha remitido lo que preocupa es que ahora a empezado Leo y es más pequeño y vulnerable. Lo de mis niños parece un simple episodio gripal pero igual hay que estar alerta.
En cambio la pobre Mery tubo que acudir varios dias al pediatra y a urgencias. Nos alegramos de que porfin este recuperada y feliz de poder volver al coelgio. Para los que no sepan bien lo que es la neumonia infantil os dejo un breve resumen:
La semana pasada nuestra vecina Mery, una niña muy simpática que va a la clase de Michael, no pudo asistir al colegio porque se encontraba con neumonía y es que parece que hay un virus por toda la ciudad ya que esta semana Michael tambien empezó con la tos nerviosa ausentandose unos dias a la escuela tambien.
Por suerte parece que ya ha remitido lo que preocupa es que ahora a empezado Leo y es más pequeño y vulnerable. Lo de mis niños parece un simple episodio gripal pero igual hay que estar alerta.
En cambio la pobre Mery tubo que acudir varios dias al pediatra y a urgencias. Nos alegramos de que porfin este recuperada y feliz de poder volver al coelgio. Para los que no sepan bien lo que es la neumonia infantil os dejo un breve resumen:
¿Qué es la neumonía?
La neumonía, también llamada vulgarmente pulmonía, es una infección que puede ser causada por diversos microorganismos. En el niño sano sus gérmenes causantes son las bacterias y virus, fundamentalmente; sin embargo, también puede producirse, aunque rara vez es así, por hongos o parásitos, afectando en este caso, mayormente, a niños inmunodeprimidos, es decir, con defensas muy bajas.
Aunque normalmente no es grave y puede tratarse en casa sin temor a complicaciones, debe diferenciarse entre las neumonías producidas por virus, que suelen tener poca trascendencia y no requieren de tratamiento antibiótico, de las producidas por bacterias, que pueden ser algo más importantes, tienen síntomas más evidentes y requieren de antibióticos.
¿Cómo se puede identificar?
Cuando la neumonía es bacteriana, el niño suele ponerse enfermo de manera relativamente rápida, comenzando bruscamente síntomas como la fiebre o la respiración acelerada; sin embargo, cuando se trata de un caso vírico, tienden a aparecer más gradualmente.
La neumonía suele comenzar como un cuadro catarral, por lo que es frecuente que pasen varios días hasta que se diagnostica, mediante una auscultación de los pulmones o una radiografía de tórax.
Asimismo, los síntomas dependen de la edad del niño y de la causa de la neumonía, encontrándose entre los más comunes: fiebre, escalofríos, tos, respiración acelerada, ronca o sibilante, dificultad para respirar, dolor en el pecho o abdominal, vómitos, decaimiento, inapetencia e incluso, en ocasiones, pueden presentar un color azulado o gris en los labios y uñas (cianosis).
Éstos suelen durar entre una y dos semanas, aunque en las víricas pueden persistir algo más.
¿Cómo se trata?
Si la sospecha es vírica, no es extraño que el pediatra no le recete antibióticos al pequeño, de hecho, constituye la actitud más correcta. En cambio, si se trata de una neumonía bacteriana el pediatra, seguramente, mandará un tratamiento de antibióticos, y será necesario darle al niño la medicación siguiendo estrictamente sus indicaciones durante el periodo apropiado para sentir una mejoría en los síntomas en 2 o 3 días.
En cualquier caso, no hay que automedicar al niño, sino seguir las instrucciones del médico al pie de la letra y permaneciendo en casa mientras esté enfermo para no contagiar a ninguno de sus compañeros y amigos del cole, ya que esta enfermedad se puede transmitir por la tos, estornudos, vasos y utensilios de comida, pañuelos usados…
Aunque no es demasiado frecuente, la persistencia de los síntomas o empeoramiento puede significar la aparición de una complicación que obligue a ir a Urgencias, entre las que cabe destacar:
• El derrame pleural, es decir, la acumulación de líquido entre los pulmones o las costillas.
• Dificultad importante para respirar que requiera ingreso hospitalario.
• Las atelectasias, zonas del pulmón en las que no entra el aire al estar taponadas, generalmente, por moco.
A la hora de prevenir la enfermedad, la mejor opción consiste en mantener al niño alejado de cualquier persona que padezca neumonía o cualquier infección de vías altas que pueda derivar en ella, aunque hay vacunas frente a algunos gérmenes productores de neumonía.
Además, si alguien en la casa está enfermo es necesario mantener sus cubiertos y utensilios separados de los del resto de la familia, lavándonos siempre las manos, especialmente si se recogen objetos como pueden ser los pañuelos.
La neumonía suele comenzar como un cuadro catarral, por lo que es frecuente que pasen varios días hasta que se diagnostica, mediante una auscultación de los pulmones o una radiografía de tórax.
Asimismo, los síntomas dependen de la edad del niño y de la causa de la neumonía, encontrándose entre los más comunes: fiebre, escalofríos, tos, respiración acelerada, ronca o sibilante, dificultad para respirar, dolor en el pecho o abdominal, vómitos, decaimiento, inapetencia e incluso, en ocasiones, pueden presentar un color azulado o gris en los labios y uñas (cianosis).
Éstos suelen durar entre una y dos semanas, aunque en las víricas pueden persistir algo más.
¿Cómo se trata?
Si la sospecha es vírica, no es extraño que el pediatra no le recete antibióticos al pequeño, de hecho, constituye la actitud más correcta. En cambio, si se trata de una neumonía bacteriana el pediatra, seguramente, mandará un tratamiento de antibióticos, y será necesario darle al niño la medicación siguiendo estrictamente sus indicaciones durante el periodo apropiado para sentir una mejoría en los síntomas en 2 o 3 días.
En cualquier caso, no hay que automedicar al niño, sino seguir las instrucciones del médico al pie de la letra y permaneciendo en casa mientras esté enfermo para no contagiar a ninguno de sus compañeros y amigos del cole, ya que esta enfermedad se puede transmitir por la tos, estornudos, vasos y utensilios de comida, pañuelos usados…
Aunque no es demasiado frecuente, la persistencia de los síntomas o empeoramiento puede significar la aparición de una complicación que obligue a ir a Urgencias, entre las que cabe destacar:
• El derrame pleural, es decir, la acumulación de líquido entre los pulmones o las costillas.
• Dificultad importante para respirar que requiera ingreso hospitalario.
• Las atelectasias, zonas del pulmón en las que no entra el aire al estar taponadas, generalmente, por moco.
A la hora de prevenir la enfermedad, la mejor opción consiste en mantener al niño alejado de cualquier persona que padezca neumonía o cualquier infección de vías altas que pueda derivar en ella, aunque hay vacunas frente a algunos gérmenes productores de neumonía.
Además, si alguien en la casa está enfermo es necesario mantener sus cubiertos y utensilios separados de los del resto de la familia, lavándonos siempre las manos, especialmente si se recogen objetos como pueden ser los pañuelos.
Sin embargo, una administración indiscriminada de antibióticos en los catarros comunes de vías altas, aunque sean febriles, no previene la aparición de neumonía, es más, favorece la creación de resistencias ante éstos.
Otro factor que hay que tener en cuenta es que cuanto más pequeño sea el niño y más afectado esté, más probable será su ingreso en el hospital. Igualmente, si observas alguno de los siguientes síntomas, consúltalo con el pediatra o el servicio de urgencias rápidamente, ya que puede ser causa de un empeoramiento:
• Tiene problemas para respirar o respira anormalmente deprisa.
• Incapacidad para seguir el tratamiento o alimentarse, por vómitos u otras causas.
• Tienen los labios o las uñas de las manos azuladas o grises.
• Si a las 48 horas de haber iniciado el tratamiento el niño continúa con fiebre alta.
• Tiene 39 ºC o más de fiebre; 38 ºC o más si se trata de un bebé de menos de 6 meses.
¿Cómo actuar con el pequeño?
• Mantén humidificado el aire de la habitación donde se encuentre tu hijo.
• Si el pediatra le ha recomendado antibióticos, debes administrárselos con la frecuencia y duración prescrita. Así, se recuperará antes y disminuirán las posibilidades de contagio.
• Ofrécele al niño líquidos frecuentemente, lo más nutritivos posible.
• A no ser que el médico aconseje lo contrario, no frenes la tos artificialmente con medicinas, ya que la tos sirve para limpiar las secreciones bronquiales.
• Si siente dolor, por ejemplo torácico, las compresas calientes pueden ser de ayuda.
• Controla que el color de las uñas y de los labios sea rosado, ya que si es azulado o grisáceo es signo de que los pulmones no obtienen suficiente oxígeno.
• Ponle el termómetro, al menos, una vez por la mañana y otra por la tarde, llamando al pediatra en caso de que supere los 39 ºC, o 38 ºC si tiene menos de 6 meses.
• Por último, sigue minuciosamente las instrucciones del médico y no olvides la medicina más importante de todas: los mimos y el cariño.
Si tienes más dudas, puedes consultar al pediatra.
(Información sobre la neumonía obtenida de la web: todopapas)
(Información sobre la neumonía obtenida de la web: todopapas)
Ahora ya hace un año justo de que al pequeño de la casa lo tuvieron que ingresar en la clínica durante dos noches para descartar que tuviera estenosis de píloro. Todo empezó porque toda la leche que ingería la acababa vomitando, pero no vómitos normales como puede tener cualquier bebe, sino que salían proyectados con tremenda fuerza.
Es decir que no asimilaba nada de lo que comía. Era raro porque cuando nació enseguida se enganchó al pecho y comía bien, pero a medida que pasaron las semanas yo tenia muy poca leche como en el primer niño y el no se saciaba así que tuvimos que probar la leche de formula. Pero como a las tres semanas detectamos esto y acudimos preocupados al pediatra porque cada vez iba a mas incluso bajo de peso.
El pediatra enseguida nos derivó a la clínica de Girona para que le hicieran las pruebas por si tenia estenosis de piloro, y nosotros que nunca habíamos oído una palabra de eso, sonaba tan raro y al llegar a casa bendito sea google.
Tuvimos que buscar alguien corriendo para que se quedara con Michael porque nos íbamos esa misma tarde para Girona así que gracias a mi amiga Alba que se quedó con Michael y no lo pasó tan mal porque estaba con su amiguita Ciara e iban juntos a la guardería. Pero para mi era la primera vez que me separaba una noche y 2 días de él. Me sentía realmente mal pero tenia que estar con Leo.
Al llegar a Girona me dijeron que lo desnudara y lo pusiera en esa mesa de hierro o aluminio nosé pero era todo muy frío y el tan pequeño...
Le tenían que poner una vía y yo ya me puse a llorar; me invitaron a salir porque me vieron tan nerviosa que no podría ver eso y no dejaba de oírlo llorar y chillar pobrecito lo que habrá pasado...ya los 2 minutos entré y estaba el solito ahí tan indefenso y me miraba con una cara de pena que me hizo sentir culpable.
Luego nos subieron a la habitación y al rato empezó a tener hambre pero no podía comer nada en toda esa noche para que al día siguiente le hicieran la ecografia y como lo explicas a un bebe casi recién nacido que no puede comer. Si es su instinto!
No paró de llorar en toda la noche, nosotros sin dormir estábamos destrozados. Creo que ha sido la peor noche de toda mi vida. Así que no quiero recordarla mucho.
A la mañana siguiente hacia la mediodía le hicieron la prueba que se trataba de una ecografia, y con ella descartaron que tuvieran que operarlo. Nos quedamos mas tranquilo pero tenia que pasar otra noche ahí para ver como toleraba los biberones siguientes. Nos recomendaron que le diéramos muy a poco a poco y que le obligáramos a parar pero el tenia tanta hambre que era casi imposible.
Mi pareja ya se fue a casa a por Michael y ya durmieron juntos mientras yo seguía con Leo en Girona. Yo no paraba de pensar en Michael y como se sentiría al no verme en casa con el.Esa noche la pasamos un poco mejor.
Al mediodía siguiente ya nos dieron el alta y luego teníamos que seguir los controles con nuestro pediatra que nos receto una leche en formula antireguritaciones. Así durante mas de un mes hasta que se le madurara el estomago. He de decir que esa leche es carísima pero era lo que le fue bien. Y ahora quien lo diria esta super gordito y le encanta comer.
No debe preocuparte que tu hijo vomite unas bocanadas de leche después de las tomas, porque todos los bebés lo hacen (regurgitan porque su musculatura del esófago, aún inmadura, no puede impedir el retroceso de los alimentos a la boca cuando tienen el estómago lleno). En cambio, si vomita muy a menudo, lo hace en cuanto terminas de darle las tomas y sus vómitos salen con mucha fuerza y “en escopeta” (es decir, horizontales con respecto al suelo), sí debes consultar con su pediatra enseguida, para asegurarte de que está bien.
Y es que algunos bebés desarrollan una alteración llamada “estenosis de píloro”, un engrosamiento del canal que une el estómago con el intestino y que produce una obstrucción y por lo tanto, vómitos constantes. “El bebé no nace con el problema, lo desarrolla tres o cuatro semanas después de nacer sin que conozcamos la causa. También sabemos que la estenosis es un trastorno más frecuente en los niños que en las niñas y en los primogénitos que en los hijos posteriores”, explica el doctor Enrique García de Frías, jefe de pediatría del Hospital Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares (Madrid).
La obstrucción del píloro dificulta la salida del alimento hacia el intestino, por eso el bebé vomita las tomas.
La estenosis puede ser de mayor o menor grado. Lógicamente, cuanto más obstruido esté el píloro, más vomitará el niño. En cualquier caso, siempre que observes vómitos repetidos en tu hijo debes consultar con su pediatra, porque los bebés tan pequeños se deshidratan enseguida.
Además de los vómitos abundantes y en forma de proyectil, otro síntoma de este trastorno es que el niño se muestra irritado después de vomitar, puesto que está hambriento.
CONFIRMAR EL DIAGNÓSTICO DE LA ESTENOSIS
En la consulta el pediatra explorará al bebé y palpará su abdomen, pues hay casos en los que el engrosamiento se nota al tocar la tripa. Pero para poder confirmar el diagnóstico también le realizará una ecografía abdominal. “Y si aun tenemos dudas hay que recurrir al estudio radiológico con contraste”, apunta nuestro especialista. Esta prueba consiste en dar al bebé una papilla al tiempo que le realizan la radiografía, para ver si el alimento pasa del estómago al intestino. Una vez diagnosticada la estenosis, el pediatra derivará al cirujano para corregir el problema.
¿EN QUÉ CONSISTE LA INTERVENCIÓN?
La solución para corregir la estenosis de píloro es operar, pero no hay por qué inquietarse: la intervención, aunque requiere anestesia general, es muy sencilla y apenas dura 30 minutos. El cirujano realiza una incisión en el abdomen del pequeño, justo en la zona superior de su ombligo. A través de ella accede al píloro y corta la capa muscular engrosada sin llegar al canal. Así logra que se dilate el canal por donde tiene que pasar el alimento hacia el intestino y corrige el trastorno.
EL POSTOPERATORIO
El pequeño tiene que permanecer ingresado entre 48 y 72 horas. El primer día no podrá comer nada (le alimentarán a base de suero), pero el segundo sí. Y si la comida le sienta bien podrá irse a casa ese mismo día o como tarde, al siguiente.
Los cuidados de un bebé recién operado de estenosis no son complicados: darle de comer poquito y a menudo, asearle por partes para no mojarle la gasa que le protege la herida y una vez que el médico se la descubra (una semana después de la operación), dejarla al aire para acelerar su cicatrización. Si al asear al pequeño le mojamos la gasa, hay que cambiársela por otra seca.
Para los que me conoceis ya sabreis que Michael ha estado esta semana con la varicela, así que no ha podido ir a la escuela en toda la semana. En concreto le empezó el viernes pasado que era festivo por lo que al no tener clase ese dia no le influía. Yo pensaba que se estaba engripando, ya que los primeros sintomas son similares a la gripe ( tos, fiebre, malestar, cansancio y falta de apetito).
Al pensar que estaría con molestias por la noche lo acosté conmigo en la cama, estubo toda la noche tosiendo y fué bien que durmieramos juntos porque así le daba vasitos de agua para aliviar las molestias y por supuesto mucho cariño.
A la mañana siguiente, cuándo se despertó se empezo a rascar la cabeza y pensé que alomejor también tendría piojos ya que de vez en cuándo en el colegio nos dan circulares con casos de niños con piojos. Pero no, tampoco eran piojos.
Más tarde empezamos a verle unos granitos rojitos pero no parecía nada alarmante, pero mi pareja enseguida me dijo : eso son chinas ( así se dice en canarias).
Yo nosé si no quería creermelo o por la falta de información a este sintoma, pero definitivamente era la varicela.
A la tarde cuándo lo bañamos ya se le veian más granitos y las tipicas ampollas, es algo llamativo la verdad y además al ser pequeños da bastante pena verlos así y además que no entienden mucho que es lo que les pasa en el cuerpo. Al salir del baño y después de secarlo con cuidado le puse talquistina en crema por todo el cuerpito para que le aliviara la sensación de picor y le ayudara a cicatrizar.
Esa noche también durmió conmigo, tuvo fiebre y seguía con tos pero no tanta como la noche anterior aunque también le tuve que dar aguita para que lo aliviara. Aprovecho para decir que esas noches para cenar como no tenía apenas apetito le dabamos sopita o cremas.
Al día siguiente aún tenía más, así que como ya habían pasado los días festivos y el fin de semana llamamos al pediatra, más que nada para verificar que era varicela. También llamé al colegio para decir que no iba a asistir y el conserge me dijo que habian más casos de niños con varicela aunque hacía semanas que habia iniciado el brote en la esuela y yo sin enterarme.
Por la tarde el pediatra nos confirmó que era varicela pero que no era de las graves ya que no tenia excesivamente granos, aun y así nos recomendo una semana sin ir al colegio y sin salir a la calle.
Así que imaginaros el pobre niño sin poder salir en toda una semana el disgusto que tenía... se ponía en su ventana a mirar hacia la calle con ganas de salir.
Almenos tiene a su hermanito para poder jugar con alguien, que esa es otra, ahora la varicela la pillara Leo si o si, vamos un 99,9 % de posibilidades esta semana o la que viene que la pille.
He de decir que la talquistina en formato crema va muy bien para los niños más que en polvo, creo que penetra mejor en la piel y hace mejor su función. Si tienen fiebre normalmente recomiendan dalsy pero en caso de la varicela en mejor la apiretal ya que se desaconseja el uso de ibuprofeno durante la varicela y ya sabeis que ibuprofeno = dalsy y paracetamol = apiretal.
Tengo que decir que al pasar 6 diás ya estaba practicamente perfecto, aún le quedaba alguna marca pero no por haberse rascado sino porque no le acababa de cicatrizar, además que al pobre le salieron tres ampollas en la linia de un mismo ojo.
Así que mañana ya volvemos al cole! Porfin, todos tenemos ganas, tanto el como nosotros porque tener a un niño de 3 años y medio en casa sin poder salir es un poco caótico.
Os pongo una breve explicación a modo recordatorio de la varicela, sobre todo no os alarmeis que no es para tanto.
La varicela es una enfermedad contagiosa causada por el virus de la varicela zóster, un virus de la familia de los herpesvirus que también es el causante del herpes zóster. Es una de las enfermedades clásicas de la infancia, que en los niños suele ser leve pero en adolescentes y adultos tiene mayor riesgo de complicaciones. Los síntomas duran alrededor de una semana.Clínicamente inicia con un periodo prodrómico semejante a un cuadro gripal con fiebre leve o moderada, posteriormente aparece un exantema maculopapular, con evolución a vesículas y costras. Se acompaña de adenopatía cervicales y síntomas generales. Las lesiones dérmicas pueden producir cicatrices permanentes.
El virus causante sólo se transmite de persona a persona, ya sea por contacto directo con las lesiones cutáneas o por vía aérea al expulsarse mediante la tos o los estornudos. El periodo de incubación hasta que aparece la enfermedad es de 2 a 3 semanas. Los enfermos son contagiosos aproximadamente desde 2 días antes de aparecer la erupción. También se puede contraer la varicela a partir de las lesiones de una persona con herpes zóster.
Los contactos familiares, aquellos que contraen la enfermedad a partir de otro miembro de su familia, suelen presentar formas más graves que los primeros casos, probablemente por un contacto más intenso y continuado con el virus. La varicela es sumamente contagiosa, de manera que cuando hay un enfermo en la casa el 80–90% de las personas susceptibles que viven allí acaban contrayendo la enfermedad.
La varicela es por lo general adquirida por la inhalación de gotitas respiratorias en suspensión en el aire desde un huésped infectado. La naturaleza altamente contagiosa del virus de la varicela explica las epidemias que se propagan a través de las escuelas desde un niño que está infectado rápidamente a muchos otros compañeros de clase. Las vesículas de la varicela contienen muchos virus, por lo que la transmisión puede ocurrir también por contacto directo con estas vesículas, aunque el riesgo es menor.
Después de la inhalación inicial de las gotitas respiratorias contaminadas, el virus infecta la mucosa de las vías respiratorias superiores. La proliferación viral se produce en los ganglios linfáticos regionales de las vías respiratorias superiores entre 2-4 días después de la infección inicial y es seguida por la viremia entre los días 4-6 postinfección. Una segunda ronda de la replicación viral se produce en los órganos internos del cuerpo, especialmente el hígado y el bazo, seguida de una viremia secundaria de los días 14-16 postinfección.
La varicela, por lo general, crea inmunidad permanente y sólo aparece una vez en la vida, como la mayor parte de enfermedades eruptivas de la infancia (sarampión, rubeola y otras).
El signo más característico de la varicela es una erupción en la piel que aparece en forma de pequeños granos que en poco tiempo se convierten en vesículas (ampollas llenas de líquido). Las vesículas suelen aparecer primero por el tronco, la cara, el cuero cabelludo, extendiéndose después por todo el cuerpo. También puede afectar a la boca, a la vulva y al interior de los canales auditivos. Uno o dos días después las vesículas se transforman en costras.
Durante los primeros días aparecen varias oleadas de vesículas, por lo que pueden verse a la vez lesiones en varias fases evolutivas, lo que se conoce como patrón «en cielo estrellado». Las lesiones de la piel suelen ser muy pruriginosas (es decir, causan el incontrolable deseo de rascar y/o la sensación de escozor). Al aparecer las costras, las lesiones ya no serán contagiosas.
En el periodo prodrómico —el periodo que transcurre antes de que aparezca la erupción, generalmente uno o dos días antes— suelen presentarse otros síntomas leves como fiebre, dolor de cabeza, malestar general, pérdida de apetito o vómitos. Estos síntomas suelen persistir durante los primeros días.
En niños sanos suele ser suficiente con una serie de medidas para aliviar los síntomas. Para la fiebre se emplea el paracetamol, evitando siempre la aspirina (ácido acetilsalicílico), cuyo empleo para la varicela se asocia al síndrome de Reye.
Con carácter general se desaconseja el uso de ibuprofeno en niños con varicela por la posibilidad de una predisposición a infecciones oportunistas.
En un estudio de casos y controles se ha relacionado el uso de ibuprofeno en niños con varicela con una probabilidad mayor de aparición de fascitis necrotizante;mientras que ciertos estudios prospectivos no han encontrado evidencias de tal asociación.
El prurito puede aliviarse mediante lociones antipruriginosas o con antihistamínicos orales, talcos de coloides, o loción de calamina. Otras medidas que ayudan a evitar lesiones por rascado e infecciones de la piel son cortar todas las uñas y un baño diario con un jabón suave. (El baño debe ser corto para no favorecer la aparición de más ampollas).
Es importante aislar al enfermo durante la fase contagiosa de aquellas personas que no han pasado la enfermedad, en especial de las de mayor riesgo (adultos, adolescentes, embarazadas o inmunodeprimidos). Aunque tradicionalmente en muchos sitios se recomienda facilitar el contagio de los niños para evitar que la contraigan cuando sean mayores, no hay que olvidar que la varicela, aunque generalmente benigna, puede dar lugar a complicaciones graves.
de la enfermedad.
La vacuna antivaricela fue introducida en el calendario vacunal de Estados Unidos en 1995 para niños a partir de los 12 meses de edad. Posteriormente otros países siguieron el ejemplo, como Canadá, Australia o Alemania. En otros países, como España en 2005, se ha optado por vacunar entre los 10-14 años de edad a los niños que no han pasado la varicela.
La vacuna también es útil para evitar o reducir la enfermedad en las personas susceptibles que han estado expuestas al virus, si se administra en los tres primeros días tras el contacto.
La vacuna no es aplicable para quienes la han padecido y pretenden evitar segundas y sucesivas reapariciones (Herpes Zóster o Culebrilla). Se está experimentando con otra vacuna que sería útil para estos casos.
En España, la vacuna ha sido bloqueada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, y en la práctica totalidad de las autonomías sólo se permite vacunar a los niños de más de 12 años, ya que casi todos han pasado la varicela a esa edad.
Para bloquear la vacunación antes de los doce años, solo se han legalizado dos vacunas: una de las dos vacunas (Varilrix) no es de venta legal fuera del circuito hospitalario, y la otra (Varivax) está sufriendo el sudodicho bloqueo por parte de la AEMPS para su venta en farmacias.